El sol puede ser una bendición para la piel, pero también puede causar daños si no tenemos cuidado. ¿Cómo encontrar el equilibrio adecuado?
Salir a la naturaleza y exponer el cuerpo a la luz del sol es una parte importante de un estilo de vida saludable. En nuestra sociedad moderna, con ocupaciones mayoritariamente urbanas, a menudo salimos mucho menos al aire libre que las generaciones anteriores. Sin embargo, la investigación científica ha demostrado que la exposición a la luz solar protege la salud y aumenta nuestra esperanza de vida. Además de las conocidas radiaciones UVA y UVB, la luz solar también contiene luz infrarroja que activa nuestras mitocondrias, las centrales energéticas de nuestras células. Esto favorece la capacidad de autocuración de las células, lo que influye positivamente en diversos procesos de nuestro organismo.
Por supuesto, es importante disfrutar del sol de forma responsable para aprovechar todos los beneficios para la salud, por un lado, pero también para evitar daños innecesarios, por otro.
¿Cómo hacerlo?
- Empiece a exponerse pronto, en primavera, cuando el sol aún no es tan fuerte, para que pueda aumentar gradualmente su tolerancia.
- Cuando salga al sol, exponga la mayor superficie de piel posible, no sólo la cara y los brazos.
- Evite que su piel se queme exponiéndose demasiado tiempo a un sol demasiado fuerte.
- Lleve ropa ligera y protectora y sombreros cuando pase largos periodos al sol.
- Mime su piel regularmente con cremas que la nutran y protejan.